Durante los treinta años pasados ha estado desarrollándose un camino realmente contemporáneo y Occidental de 'ver en la Naturaleza de Uno' o de 'Iluminación'. Aunque en lo esencial es lo mismo que el Zen, el Sufismo y otras disciplinas espirituales, este camino procede de una manera excepcionalmente práctica. Esta Vía afirma que el hombre moderno es más probable que vea Quien es realmente en un minuto de experimentación activa que en años de lectura, asistencias a conferencias, ideas, prácticas de ritos y la meditación pasiva de tipo tradicional. En vez de esto, usa una variedad de pruebas simples, no verbales, de investigación, todas ellas preguntando: ¿Cómo me veo a mi mismo? Los experimentos dirigen mi atención a mi punto ciego - al espacio que ocupo, a lo que es dado aquí mismo en el Centro de mi universo, a lo que es ser la primera persona del presente singular.
Se pueden distinguir cinco etapas de desarrollo:
1. Como cualquier animal, el recién nacido es para él mismo una no-cosa o nada, sin rostro, libre e inseparado del mundo, es primera persona sin saberlo.
2. El niño, llega a ser consciente de sí mismo (como él se ve para sí) de forma intermitente y breve; puede preguntar a su madre por qué ella tiene una cabeza y él no, o puede protestar diciendo que él no es un niño (¡él no es así en absoluto!) o hasta puede anunciar que él es nada, que no está allí, que es invisible. Aún así, también está llegando a ser cada vez más consciente de él, según le ven los demás, una tercera persona muy humana y muy especial, con cabeza y cara. Las dos visiones de él son válidas y necesarias.
3. Pero según va creciendo el niño, la visión aprendida desde fuera de él mismo, comienza a eclipsar y a la larga a borrar, la visión original que tenía él mismo desde dentro. De hecho, en vez de crecer, decrece. Al principio, él contenía su mundo. Ahora el mundo le contiene a él; lo que queda de él. Víctimas de la estafa universal de los adultos, él ya no es la primera persona. Así que, reducido de ser la Totalidad, a sólo ser una despreciable parte de la misma, no es extraño que se vuelva codicioso, rencoroso, temeroso e iluso. Codicioso, al intentar recuperar a cualquier precio su imperio perdido; rencoroso al intentar vengarse de una sociedad que le ha bajado los humos cruelmente; temeroso, al verse como una mera cosa en lucha contra todas las demás; iluso, ya que imagina (en contra de toda evidencia) que él es a 0 metros lo que parece a un metro ochenta de distancia - o sea, un montón de materia sólida, opaca, coloreada y definida.
4. Su cura es echar un nuevo vistazo a lo que él es para sí y descubrir Quien es realmente. De los muchos indicadores recomendados para esta Autorealización (algunos de los cuales emplean otros sentidos además de la visión) los siguientes son típicos. (Advertencia: no es bueno que sólo los leas: en realidad tienes que llevar a cabos estos simples experimentos, por ti mismo).
5. En realidad has visto, realizando tales ejercicios de atención básica, lo que es ser la primera persona del singular, la No-cosa o Nada que es sin embargo muy consciente de Sí como el Contenedor o como el Terreno donde se muestra la totalidad de lo expuesto. Ver para creer. Esta no es una experiencia mística (no en el sentido popular) es más bien una experiencia clara y total, de todo o nada que no admite grados - mientras dura. Ahora tu tarea es la de mantener esa visión de Ausencia/Presencia en todas las situaciones, hasta que llegue a ser algo totalmente natural y constante. Esto no quiere decir que te pierdas en tu Vacío ni en lo que lo llena sino más bien es un mirar simultáneo al objeto al que miras y a la No-cosa o Nada desde la que parte la observación. Nunca encontrarás ninguna situación en la que tengas que prescindir de esta doble vía de atención o de la que esté fuera de lugar.
La visión inicial de tu Naturaleza es de lo más sencillo: ¡Una vez que lo ves nada es tan obvio! Sin embargo sólo es operativo en la medida que se practica. Los resultados - estar libre de codicia, odio, miedo y engaño - sólo están asegurados mientras no se pase por alto el Uno al que pertenecemos.