La Eucaristía Cristiana, cuando se contempla desde dentro, es un ejercicio en el "descabezamiento o decapitación". A continuación mostramos el porqué.
1. La Misa comienza con la Presencia - del sacerdote y de las personas - que se reúnen para rendir culto.
Estar aquí y ahora presente, como La Primera Persona del Presente del Singular, experimentando este gran Espacio abierto de par en par, Capacidad, Vacío (lleno de todo y de todos). Aquí se encuentra el Vacío (por encima de la línea de los hombros), esta sagrada Presencia, siempre sagrada y siempre presente.
2. El sacerdote y las personas congregadas ponen toda su atención en pensamiento, palabra y obra.
Estando, aquí y ahora, presente en esta Vacuidad, evitando cualquier momento de distracción.
3. El sacerdote y las personas reunidas elevan una petición de misericordia de Aquel que Entiende, Sabe y Ama.
Aquí, en el punto Cero, en esta Vacuidad, en este Vacío, es el lugar del Puro Entendimiento, del Saber, del Amor… siendo el Lugar donde todo y todos son lo que son.
4. El sacerdote y los feligreses escuchan las lecturas.
Aquí, en este Vacío, tiene lugar la gran Escucha, ya que de él mana la Fuente de todo sonido. Esta escucha es el Espíritu.
5. El sacerdote y todos los reunidos se ponen de pie para escuchar la palabra de Dios (ejemplo: La Buena Nueva).
Aquí, en este Vacío, en esta Vacuidad, en este Espacio, en esta Capacidad, hay espacio para todos y todo… sin pensamientos, sin sentimientos, más allá de la mente, más allá del lenguaje, en un silencio que habla al Corazón. Un Silencio que habla sin palabras. ¡Qué Buena Nueva es esta!
6. El sacerdote y todos los congregados ofrecen el pan y el vino.
Aquí, exactamente donde Yo Estoy en este momento, la ofrenda y el que ofrece, son UNO. Aquí está el centro del Universo. Nadie está excluido. Todo el mundo está presente. Nada puede ser ofrecido si no ha sido recibido. Aquí lo Dado es la Ofrenda, y la Ofrenda es lo Dado.
7. El sacerdote consagra el Pan y el Vino que se convierten en el Cuerpo y Sangre de Jesucristo. Este es un momento sagrado.
Aquí en el punto Cero, Primera Persona del Singular, en este Vacío, en esta Vacuidad, en el descabezamiento o decapitación, en este espacio sin-mente, también tiene lugar una consagración, es decir, cada diminuta partícula en el mundo, cada grano de arena, cada piedra, cada hoja, cada gota de agua, cada animal, cada ser humano se hace sagrado en este punto, aquí mismo, en este Vacío que contiene Todo.
8. El sacerdote y todos los reunidos alcanzan el momento de la comunión. Comen y beben.
También aquí, una gran Comunión está teniendo lugar ahora mismo, mientras yo escribo y tú lees estas palabras; aquí somos todos UNO. Aunque escribo estas palabras sobre una página, soy consciente de ser simplemente el escribiente. Ahí abajo está la página y el movimiento de la mano. Aquí arriba en el punto Cero está este gran Espacio. Mientras lees estas líneas, eres consciente de Aquel que realmente está leyendo, Aquel que está en el Centro.
9. La Misa finaliza con una Bendición y la gente se marcha.
Aquí, en el punto Cero, en este Vacío, está la más grande Bendición. Aquí, nunca nadie necesitó alguna vez marcharse o irse. Aquí, lo visto es maravilla. Aquí, tú eres lo Visto.