“Pero si me veo la cara en el espejo…”.
El espejo muestra tu aspecto exterior –tu apariencia.
La situación, y la distancia a la que se encuentre el espejo, determina cuál de tus apariencias se ve reflejada en él.
Sosiego.Cuando ves tu Naturaleza Verdadera, verás que tu apariencia está ahí afuera, en el espejo y en los demás. Le das validez al hecho de que aquí, en el centro, no existe. Tu humanidad es periférica. ¡Qué tranquilidad! Aquí, en el centro, no hay nada que mantener, nada por lo que preocuparse, ajustar, cambiar o curar, nada de lo que librarse, enorgullecerse o criticar… Te puedes relajar y volver a entrar en este espacio tan libre y saludable –la decisión es tuya. Aquí, en tu centro, todo va bien, ¡nunca has estado mejor!
En el centro, eres un ser divino. Tu apariencia, según la distancia desde la que se te observe, es la de un ser humano. Ver Quién eres de verdad no significa que pierdas contacto con tu aspecto exterior ni tampoco supone que dejes de tener conciencia de ti mismo. Eso sería imposible, además de indeseable. Seguirás respondiendo a tu nombre, te reconocerás perfectamente en el espejo y continuarás siendo responsable por todas tus acciones; todo esto es evidente. Pero también te darás cuenta de que tu humanidad es como un “disfraz”, un encarnación adoptada por ti para estar aquí, en este mundo. Por dentro eres Dios, por fuera eres una persona, una persona tan especial como única. Pero en vez de pensar que eres solamente esa persona, esa apariencia, eres consciente de que también eres el poder, la seguridad y la fuente de inspiración que hay dentro de ti. Eres la conciencia que guía tus pasos dentro del mundo humano. Esto te permite ser y vivir plenamente como ti mismo.
Este poder en tu interior, esta seguridad que reside en tu corazón más profundo, supone un amor incondicional. Este espacio sin cabeza, al ser nada, no tiene medios para negarse o rechazar a nada o a nadie. Estás totalmente abierto, tanto para tu propia vida, como la vida de los demás.
Descubrir Quién eres Realmente supone un reto muy significante. Implica un cambio radical en la manera en la que nos vemos a nosotros mismos y a los demás. Al vivir desde esta perspectiva observaremos cambios profundos en nuestras relaciones personales y en el trato que tenemos con nosotros mismos. Préstale atención a la Verdad incondicional y comprobarás por ti mismo las maneras en las que este amor ilimitado te afecta personalmente.
El espejo confirma la amplitud y la apertura del espacio que hay aquí, dónde estoy. El mismo objeto que me impuso un rostro hace ya tantos años, también me ha librado de él. ¡Ahora miro al cristal para ver el aspecto que no tengo! Douglas Harding.
He dedicado m vida a compartir lo siguiente con todo el que quiera oírlo: deja de identificarte con el ser que aparece en el espejo, un ser, sin duda, importantísimo, pero que se encuentra ahí. Vuelve de ahí para volver aquí, a tu Origen, el lugar donde siempre has estado. Entrevista en vídeo con Douglas Harding.
Sigue con otro experimento
Citas. Comentarios sobre este experimento.
Su forma ha fallecido, se ha convertido en un espejo. Ahí no queda nada salvo la imagen del rostro de otro. Rumi.
Todos nosotros reflejamos como en un espejo la gloria del Señor. San Pablo
Sólo, sin forma ni cara,
sin suelo ni muleta, uno sigue.
Para amar Aquello, más allá de toda criatura
a lo que se llega por feliz destino. San Juan de la Cruz.
Como belleza no soy una estrella,
pues las hay más hermosas.
Pero mi rostro, me da igual,
dado que me encuentro tras él.
Aquellos que se interponen por delante, acaban enjarrados. Atribuido a Woodrow Wilson
Una abuela somnolienta
se encuentra a sí misma sobre un espejo anticuado.
Y, claro está, ve una cara
que no se asemeja en absoluto a la suya. Trozan Ryokai
Todos, aun sin conocer la verdadera naturaleza de sus rostros, quieren un espejo. Pero, ¿cuánto permanece el reflejo ante la vista? Habitúate a contemplar el origen de dicho reflejo. Esta mejilla y esta verruga nos remiten a la Fuente de la que brotan. Rumi.
Y nosotros, siempre somos espectadores, en todos los lugares,
mirando a, jamás desde.
¿Quién nos ha dado la vuelta de esta manera? Rilke
Ando buscando el rostro que tenía
antes de que se creará el mundo. Yeats
Al perder y deshacerte de cuerpo y mente, verás claramente tu rostro original Zazen-gi
Ninguno de los 1700 koans del zen tiene otro propósito que no sea el ver nuestro Rostro Original. Daito Kokushi.
Cuando nos deshacemos del pensamiento, reaparece el Rostro Verdadero, Daito Kokushi.
Aquél que sostiene su propio Rostro, su luz más brillante que la luz de cualquier criatura, aunque muera, su visón es eterna, pues suya es la visión del creador, Rumi
Un Brahmán le fue a pedir ayuda al Buda, presentándose con una ofrenda de flores en cada mano. “Suéltalo”, le instruyó el Buda y el Brahmán soltó las flores que llevaba en la mano derecha.
“Suéltalo” repitió el buda y el Brahmán soltó las flores que llevaba en la mano izquierda.
“Suéltalo” repitió el Buda y el Brahmán se quedó sin saber qué hacer.
“Suelta todo lo que hay en ninguna mano… sino en el medio”.
Al escuchar esto el Brahmán se marchó satisfecho.
Cuando veas en el camino una cabeza decapitada… entonces comprenderás nuestro misterio oculto. Rumi.
Estoy libre de cabeza. Rumi.
Jamás has sostenido la cabeza de un hombre; eres una cola. Rumi.
¡Decapítate! Rumi.
Has de elegir o una cosa o la otra: decapitación o exilio… Aquél que me ama, pero ama más a su cabeza, no me ama de verdad. Attar.
Se deshizo en juego de su cabeza, riendo y celebrando. Rumi.
Un monje dijo que tenía la espada preciosa. Ten-t’ou alargó el cuello diciendo: “Entonces, ¡córtame la cabeza!”. El monje le respondió: “¡Ya la tienes cortada!”, y Yen-t’ou empezó a reír a carcajadas. Pero el monje no comprendió el significado de su risa. Expediente azul del acantilado.
La espada preciosa de Vajra está aquí mismo, y su propósito no es sino la decapitación. Tai-hui
Cuando Él decapita una cabeza de un cuerpo, instantáneamente hace crecer mil cabezas para el recién decapitado. Rumi.
La semana pasada me visitó un amigo. Estaba deprimido y le tenía miedo al futuro. Le di un espejo y le dije que mirará al rostro que aparecía ahí. “¿Quién es ese?” Le pregunté, y me dijo: “Bueno, soy yo, con una cara muy triste”. Entonces le pedí que se concentrara en la mirada con la que veía esa cara. Le pregunte si se podía identificar con esa mirada más que con el rostro del espejo. Me sorprendió gratamente cuando me dijo que sí. Hasta ese día no había mostrado ningún interés por el camino sin cabeza; supongo que así pudo ver las cosas más directamente. Entonces, dando por hecho que la mirada era “él”, le pregunté qué cualidades tenía, y me respondió que no tenía cualidad alguna, ningún rasgo, pero que era, evidentemente, su “núcleo”.
Al recordar esta anécdota, se me ha ocurrido un nuevo experimento y creo que es una manera muy sencilla de darnos cuenta de nuestra ausencia de cabeza. Es lo siguiente:
Fíjate en la cara del espejo. Vamos a averiguar si realmente se trata de ti. Fíjate bien, mira a ver si te reconoces ahí. Se trata de un rostro familiar pero, ¿realmente se trata de ti? Ahora, cierra los ojos… ¿qué ha desparecido y qué permanece? Quién se está dando cuenta de que la cara del espejo ha desaparecido? ¿Con qué “ves” que esa cara ha desparecido? H. Holanda